Bolivia: Multinacionales y proceso de cambio
La ideología neoliberal que guía las políticas
económicas y sociales en la mayor parte del planeta considera a las
transnacionales como agentes que favorecen el desarrollo. Un buen ejemplo que
cuestiona esa teoría es el resultado que ha tenido para Bolivia el desarrollo
del neoliberalismo. Impulsado en la época de los 80, con la promesa del
progreso y la mejora de la calidad de vida, la realidad es que un alto
porcentaje de la población boliviana sigue viviendo en la pobreza. La atracción
de las multinacionales y su actividad sin ningún tipo de control profundizaron
las desigualdades y causaron la vulneración de los derechos fundamentales de la
población. La respuesta social a esta situación tuvo formas de grandes
movilizaciones- como la mantenida por el pueblo de Cohabamba contra la
privatización del agua potable- que rechazaban las políticas neoliberales. Hoy
estamos en otro momento histórico, un dirigente indígena del
pueblo Aymara preside el Estado Plurinacional de Bolivia. Evo Morales sorprendió al mundo demostrando que los pueblos indígenas estaban preparados para gobernar pero también los expuso a ser sujetos de crítica por sus actuaciones de gobierno. En este sentido cabría preguntarse ¿Cuál es la relación del actual gobierno con las multinacionales?.
pueblo Aymara preside el Estado Plurinacional de Bolivia. Evo Morales sorprendió al mundo demostrando que los pueblos indígenas estaban preparados para gobernar pero también los expuso a ser sujetos de crítica por sus actuaciones de gobierno. En este sentido cabría preguntarse ¿Cuál es la relación del actual gobierno con las multinacionales?.
Álvaro García Linera, actual Vicepresidente de Bolivia decía hace unos días a su paso por Madrid que “Bolivia está en una fase de revolución democrática y cultural. Algo que en Europa ha pasado hace dos siglos nosotros lo estamos viviendo ahora con el acceso de la mayoría de la población a los puestos del Estado” y añadía “Estamos queriendo construir un Estado con las estructuras del viejo”. “No debemos olvidar que hasta hace poco los poderosos de Bolivia decían: este indio no va a aguantar cuatro meses”.
Bolivia, en algunos aspectos, es un ejemplo para el
resto de países latinoamericanos para ver lo que ocurre cuando toda una nación
es sometida a los intereses del capitalismo depredador extranjero gracias al
servilismo y la corrupción de sus gobernantes y cómo se puede modificar esa
situación y lograr avanzar, aunque tímidamente y con grandes contradicciones
hacia un Estado más democrático, más participativo, más inclusivo, más
respetuoso con los derechos de la naturaleza y donde las multinacionales tengan
que sentarse a dialogar con el Estado y no sentir que no tienen limitación
alguna en sus actuaciones.
El rol que desempeña Bolivia en
el contexto internacional, que le fue impuesto por la élite gobernante y los
estados imperialistas, la dejo presa de la exportación de materias primas en
ciclos económicos de auge y crisis que se caracterizan por estar determinados
por los precios internacionales. Desde la colonia se han conocido el ciclo de
la plata, del guano y el salitre, caucho, el estaño, del petróleo y del gas
natural. En la actualidad Bolivia concentra sus exportaciones en menos de tres
sectores: hidrocarburos, minería y agrícola (con predomino de la soya). Ello
implica que los sectores de inversión con mayores impactos en la biodiversidad
son también los más importantes de la economía boliviana. Se trata de los
sectores de hidrocarburos y energía, minería y agricultura, además de la
construcción de infraestructura necesaria para garantizar el funcionamiento de
los mismos.
Bolivia es un país abundante en recursos naturales pero con escasez de capital
para enfrentar grandes explotaciones. Esta escasez viene derivada de que los
gobiernos que se han sucedido en los últimos 60 años hasta que llegó Evo al
gobierno han esquilmado las arcas públicas y evadido esos capitales al
extranjero, por ello Bolivia necesita de Inversión Exterior Directa. Esta en sí
no es dañina para el país y puede contribuir a un mayor grado de desarrollo
considerando: los términos de relación contractual (ventajas para el estado y/o
el inversor), la calidad de la inversión (vs. Cantidad) y su sostenibilidad
(vs. Volatibilidad o estancamiento).
La IED en 2013 (fecha de junio) fue de 962,5
millones de dólares y se prevee que en 2014 aumente en un 6%. Entre los países
inversores destaca España con un 43% y después países como EE.UU, Suecia y
Brasil. Hoy no se puede pensar en la situación económica del país sin analizar
la presencia de empresas como Repsol, Banco BBVA, ABB o Petrobrás. Junto a estas
empresas es notoria la mayor presencia
de multinacionales chinas.
Tenemos que recordar que Evo Morales llegó al
gobierno con el apoyo de la mayoría de los movimientos sociales y presentó un
Plan Nacional de Desarrollo que criticaba al desarrollismo occidental y buscaba
una forma alternativa que se denominó “Vivir Bien”, Posteriormente acuñó un
famoso eslogan para relacionarse con las transnacionales “Bolivia necesita
socios, no patrones?.
Así el gobierno de Evo se mueve en un proceso
complejo y contradictorio que le ha enfrentado a parte de su propia base social
como son los pueblos indígenas amazónicos o los trabajadores mineros y sin
olvidar alzamientos como el gasolinazo en El Alto que le obligó a dar marcha
atrás en el alza de los precios de los combustibles líquidos. El motivo
principal de las contradicciones tiene que ver con la concreción del “Vivir Bien”
que muchas veces tiene que ver con la presencia de las transnacionales en
Bolivia. Así su gobierno pasó de amenazar con expulsar del país a
multinacionales como Repsol a llegar a acuerdos
que proporcionen mayores rentas para el Estado o una mayor participación
estatal en el negocio. A finales de 2013 El Presidente Evo amenazó a algunas
ONG ambientalistas por sus críticas a la intervención de empresas extranjeras
en suelo boliviano.
Las tensiones a las que se enfrenta el gobierno
boliviano, al igual que otros gobiernos progresistas latinoamericanos, es como
acceder a capital internacional y permitir la presencia de multinacionales en
el país que sólo pretenden lograr su máximo beneficio con un desarrollo
endógeno y respetuoso con el medio ambiente. ¿Puede Bolivia explotar sus
numerosos recursos naturales sin dañar a las poblaciones indígenas que habitan
esos territorios? ¿Puede un pequeño Estado como Bolivia imponer sus condiciones
a multinacionales que tienen unos beneficios mayores que su propio PIB?. En
este difícil proceso está el gobierno de Evo y algunas veces parece tomar
medidas más cercanas a las trasnacionales lo que le lleva a conflictos con
organizaciones sociales o con los pueblos indígenas –una muestra de ello es el
conflicto del TIPNIS-.
Tal como decía al inicio Bolivia es un espejo en el
que se miran otros procesos en América Latina y sobre todo aquellos con gran
presencia de pueblos indígenas y la forma de resolver su relación con las
transnacionales presentes en el país incidirá tanto en la estabilidad del
propio gobierno de Evo como en su imagen
en el continente latinoamericano.
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