viernes, 24 de enero de 2014

Bolivia




Bolivia: Multinacionales y proceso de cambio


La ideología neoliberal que guía las políticas económicas y sociales en la mayor parte del planeta considera a las transnacionales como agentes que favorecen el desarrollo. Un buen ejemplo que cuestiona esa teoría es el resultado que ha tenido para Bolivia el desarrollo del neoliberalismo. Impulsado en la época de los 80, con la promesa del progreso y la mejora de la calidad de vida, la realidad es que un alto porcentaje de la población boliviana sigue viviendo en la pobreza. La atracción de las multinacionales y su actividad sin ningún tipo de control profundizaron las desigualdades y causaron la vulneración de los derechos fundamentales de la población. La respuesta social a esta situación tuvo formas de grandes
movilizaciones- como la mantenida por el pueblo de Cohabamba contra la privatización del agua potable- que rechazaban las políticas neoliberales. Hoy estamos en otro momento histórico, un dirigente indígena del
pueblo Aymara preside el Estado Plurinacional de Bolivia. Evo Morales sorprendió al mundo demostrando que los pueblos indígenas estaban preparados para gobernar pero también los expuso a ser sujetos de crítica por sus actuaciones de gobierno. En este sentido cabría preguntarse ¿Cuál es la relación del actual gobierno con las multinacionales?.



Álvaro García Linera, actual Vicepresidente de Bolivia decía hace unos días a su paso por Madrid que “Bolivia está en una fase de revolución democrática y cultural. Algo que en Europa ha pasado hace dos siglos nosotros lo estamos viviendo ahora con el acceso de la mayoría de la población a los puestos del Estado” y añadía “Estamos queriendo construir un Estado con las estructuras del viejo”. “No debemos olvidar que hasta hace poco los poderosos de Bolivia decían: este indio no  va a aguantar cuatro meses”.
Bolivia, en algunos aspectos, es un ejemplo para el resto de países latinoamericanos para ver lo que ocurre cuando toda una nación es sometida a los intereses del capitalismo depredador extranjero gracias al servilismo y la corrupción de sus gobernantes y cómo se puede modificar esa situación y lograr avanzar, aunque tímidamente y con grandes contradicciones hacia un Estado más democrático, más participativo, más inclusivo, más respetuoso con los derechos de la naturaleza y donde las multinacionales tengan que sentarse a dialogar con el Estado y no sentir que no tienen limitación alguna en sus actuaciones.
El rol que desempeña Bolivia en el contexto internacional, que le fue impuesto por la élite gobernante y los estados imperialistas, la dejo presa de la exportación de materias primas en ciclos económicos de auge y crisis que se caracterizan por estar determinados por los precios internacionales. Desde la colonia se han conocido el ciclo de la plata, del guano y el salitre, caucho, el estaño, del petróleo y del gas natural. En la actualidad Bolivia concentra sus exportaciones en menos de tres sectores: hidrocarburos, minería y agrícola (con predomino de la soya). Ello implica que los sectores de inversión con mayores impactos en la biodiversidad son también los más importantes de la economía boliviana. Se trata de los sectores de hidrocarburos y energía, minería y agricultura, además de la construcción de infraestructura necesaria para garantizar el funcionamiento de los mismos.

Bolivia es un país abundante en  recursos naturales pero con escasez de capital para enfrentar grandes explotaciones. Esta escasez viene derivada de que los gobiernos que se han sucedido en los últimos 60 años hasta que llegó Evo al gobierno han esquilmado las arcas públicas y evadido esos capitales al extranjero, por ello Bolivia necesita de Inversión Exterior Directa. Esta en sí no es dañina para el país y puede contribuir a un mayor grado de desarrollo considerando: los términos de relación contractual (ventajas para el estado y/o el inversor), la calidad de la inversión (vs. Cantidad) y su sostenibilidad (vs. Volatibilidad o estancamiento).
La IED en 2013 (fecha de junio) fue de 962,5 millones de dólares y se prevee que en 2014 aumente en un 6%. Entre los países inversores destaca España con un 43% y después países como EE.UU, Suecia y Brasil. Hoy no se puede pensar en la situación económica del país sin analizar la presencia de empresas como Repsol, Banco BBVA, ABB o Petrobrás. Junto a estas empresas  es notoria la mayor presencia de multinacionales chinas.
Tenemos que recordar que Evo Morales llegó al gobierno con el apoyo de la mayoría de los movimientos sociales y presentó un Plan Nacional de Desarrollo que criticaba al desarrollismo occidental y buscaba una forma alternativa que se denominó “Vivir Bien”, Posteriormente acuñó un famoso eslogan para relacionarse con las transnacionales “Bolivia necesita socios, no patrones?.
Así el gobierno de Evo se mueve en un proceso complejo y contradictorio que le ha enfrentado a parte de su propia base social como son los pueblos indígenas amazónicos o los trabajadores mineros y sin olvidar alzamientos como el gasolinazo en El Alto que le obligó a dar marcha atrás en el alza de los precios de los combustibles líquidos. El motivo principal de las contradicciones tiene que ver con la concreción del “Vivir Bien” que muchas veces tiene que ver con la presencia de las transnacionales en Bolivia. Así su gobierno pasó de amenazar con expulsar del país a multinacionales como Repsol a llegar a acuerdos  que proporcionen mayores rentas para el Estado o una mayor participación estatal en el negocio. A finales de 2013 El Presidente Evo amenazó a algunas ONG ambientalistas por sus críticas a la intervención de empresas extranjeras en suelo boliviano.
Las tensiones a las que se enfrenta el gobierno boliviano, al igual que otros gobiernos progresistas latinoamericanos, es como acceder a capital internacional y permitir la presencia de multinacionales en el país que sólo pretenden lograr su máximo beneficio con un desarrollo endógeno y respetuoso con el medio ambiente. ¿Puede Bolivia explotar sus numerosos recursos naturales sin dañar a las poblaciones indígenas que habitan esos territorios? ¿Puede un pequeño Estado como Bolivia imponer sus condiciones a multinacionales que tienen unos beneficios mayores que su propio PIB?. En este difícil proceso está el gobierno de Evo y algunas veces parece tomar medidas más cercanas a las trasnacionales lo que le lleva a conflictos con organizaciones sociales o con los pueblos indígenas –una muestra de ello es el conflicto del TIPNIS-.
Tal como decía al inicio Bolivia es un espejo en el que se miran otros procesos en América Latina y sobre todo aquellos con gran presencia de pueblos indígenas y la forma de resolver su relación con las transnacionales presentes en el país incidirá tanto en la estabilidad del propio gobierno de Evo  como en su imagen en el continente latinoamericano.




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